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Que al salario lo definan nuestras necesidades

Con miras a la pronta apertura de la discusión salarial, compartimos la nota central de la edición de diciembre de nuestro periódico Codo a Codo, cuyo tema era el salario y cuáles son las herramientas que utilizamos para medir los valores que exigimos. Allí dejamos en claro que deben ser nuestras necesidades las que definan el valor de nuestra fuerza de trabajo y no los intereses de los gobiernos y de los dirigentes que negocian a espaldas de los trabajadores.



En la edición de diciembre de nuestro periódico Codo a Codo, publicamos una nota central sobre la problemática del salario: cuál es nuestro ingreso real, cual debería ser el mínimo, por qué necesitamos un bono de fin de año y qué es lo que hicieron y deberían hacer nuestros paritarios. De cara a la apertura de la discusión salarial de 2017, compartimos ese artículo para entender cuál fue nuestra lucha central en 2016 y por qué hoy decimos que ningún estatal debe estar por debajo de los $25.000.

También te puede interesar el artículo "En un año la pérdida salarial fue de $25.956", que da cuenta de los últimos informes elaborados por la Junta Interna de ATE-Indec.

 


Salarios que garanticen nuestra dignidad

El 2016 fue un año de luchas contra el ajuste. Junto al rechazo a los despidos y el fin de la precarización, el reclamo por el aumento de salarios y la reapertura de la paritaria fue central. Tenemos herramientas para determinar cuál es el mínimo que deberíamos percibir los trabajadores y las trabajadoras para vivir dignamente con nuestras familias. Debemos redoblar la pelea para que sean nuestras necesidades las que determinen el valor de nuestros salarios y no los intereses de los gobiernos y algunos dirigentes que negocian a espaldas de los trabajadores.

 

Si algo marcó a este 2016 fue la lucha para que en la discusión paritaria se logre alcanzar un piso de dignidad para el salario de los trabajadores y las trabajadoras de ATE de toda la provincia. Desde finales del año anterior, cuando ya pedíamos su apertura urgente, pasando por la denuncia de la paritaria trucha firmada por el Consejo Directivo Provincial (CDP), hasta la exigencia, desde abril, de la reapertura del debate salarial frente a los tarifazos y la inflación. Hacia el final, el desacuerdo con el vergonzoso bono de fin de año impuesto por el gobierno de Miguel Lifschitz, puso otra vez sobre la mesa que nuestros reclamos pasan por otro lado: el acceso real al salario mínimo, vital y móvil.

Haciendo un rápido mapeo sobre los listados de afiliados y afiliadas a nuestro sindicato en la provincia de Santa Fe es fácil advertir que la abrumadora mayoría de nosotros cobramos salarios que están muy lejos de lo que debería ser. Eso lo sentimos en nuestros bolsillos y nuestra economía diaria, cuando el mango no alcanza para nuestras necesidades y las de nuestras familias. Pero, ¿cuánto debería ser nuestro salario como mínimo?

 

El doble de nuestro sueldo

Esa pregunta se hicieron quienes integran la Junta Interna de ATE en el INDEC (Instituto Nacional de Estadísticas y Censos) y para responderla, desde hace más de un año elaboran un informe mensual en el que detallan los niveles de inflación y el monto que debería percibir un trabajador o trabajadora para garantizar las necesidades de una pareja con dos hijos menores. Ese salario mínimo, al 31 de agosto, debe ser de $20.132,30.

El número surge de tomar la información pública circulante, fundamentalmente los Índices de Precios al Consumidor (IPC) de provincias que lo siguen publicando y con una composición de las canastas previas a la intervención del organismo, en 2008. Así, elaboran valores para una “canasta alimentaria mínima”, una de “otros bienes y servicios” y una canasta total.

La canasta alimentaria incluye el costo de alquileres, expensas, gas, electricidad, agua y transporte, en tanto que la de bienes y servicios suma la educación, los artículos de limpieza, y el esparcimiento, entre otros ítems, además de la indumentaria y los gastos de salud.

Es importante remarcar que los valores expresados en estos informes son mínimos y no implican que sean lo óptimo o deseable. Es decir que lo que establecen es que ningún trabajador ni trabajadora debería ganar, de bolsillo, menos que el salario calculado en ellos.

Sin embargo, la existencia de otros números parecen querer desmentir estos cálculos. Es el caso del Consejo Nacional del Salario Mínimo, Vital y Móvil, que estipula el monto de los haberes mínimos de los trabajadores y las trabajadoras de todo el país en una reunión tripartita entre el Ministerio de Trabajo, las cámaras patronales y (sólo algunos) representantes sindicales. En la reunión realizada en mayo pasado establecieron un monto vergonzoso para el SMVM a partir del 1º de septiembre: $7.560. Cifra que llegará apenas a $8.060 a partir del 1º de enero de 2017. Lejos, muy lejos, de lo que sugieren los compañeros del INDEC. Y también lejano a lo que nosotros sabemos que necesitamos para mantener a nuestras familias sin caer en la pobreza.

 

Nuestro salario real

Analizando la composición de los afiliados y las afiliadas a ATE notamos, por un lado, una profunda desigualdad salarial dependiendo de los sectores de trabajo. En la provincia de Santa Fe (y en otras también, por supuesto) se cuentan de a miles los y las municipales que cobran aún menos que lo que indican los números mentirosos del Consejo del SMVM. Así, este sector se constituye en el peor pago y en donde, además, se registran las peores condiciones laborales, con altos niveles de precarización.

En el ámbito provincial, la mayoría de nuestros salarios apenas superan lo establecido por el Consejo del Salario y representan la mitad de lo que sugieren los informes de la Junta Interna de ATE-INDEC. En un análisis rápido encontramos que el 43,5% de los trabajadores y las trabajadoras provinciales afiliados a nuestro sindicato se desempeña en sectores cuyos salarios básicos van de $10.060 (el mínimo acordado por las dirigencias provinciales de ATE y UPCN) a $12.000. En tanto que otro 52,1% labora en ámbitos con haberes de entre $12.001 y $19.000. Es decir que más del 90% de nosotros cobramos menos de los $20.132,30 que representan el mínimo para que nuestras familias tengan una vida digna.

Queda claro que es nuestro deber denunciar esta situación y, como trabajadoras y trabajadores, salir a las calles con fuerza para demostrar que al salario lo tienen que determinar nuestras necesidades y las de nuestras familias y no los acuerdos de mesa chica cerrados por funcionarios y algunos dirigentes sindicales, a espaldas de quienes dicen representar.

 

Bono insuficiente

Hablando de acuerdos de mesa chica, tenemos que analizar lo que es el bochornoso bono de fin de año que impusieron el gobierno nacional primero y el provincial después, y que aceptaron acríticamente la mayoría de las cúpulas sindicales. En ambos casos, se trata de montos que van de los $2.000 a los $3.000 y, lo que resulta realmente cínico, en dos cuotas, la segunda a pagarse recién en enero.

Con esta suma fija lo que buscan los gobiernos es impedir la discusión salarial urgente, argumentando que con este dinero se cubriría la pérdida salarial que hemos tenido durante todo el año.

Desde ATE respondimos a ese ofrecimiento con un informe elaborado por el Instituto de Estudios sobre Estado y Participación (IDEP-ATE) que se aprobó en la reunión de la conducción nacional del sindicato realizada el 15 de noviembre. Allí queda claro que un bono no resuelve la cuestión de fondo, que es la cristalización de un piso salarial más bajo para la reactivación del nuevo proceso económico. Así, la brutal transferencia de ingresos experimentada desde la asunción del nuevo gobierno desde el salario y los ingresos de los sectores populares a la rentabilidad empresaria, es convalidada por la cúpula cegetista que abdica toda medida de fuerza ante el pago de una compensación por única vez y sin garantías.

Del informe también se desprende que para una correcta aplicación de este adicional no remunerativo es necesario que cada trabajador de la administración pública reciba a fin de año un salario entero más para compensar el desfasaje del año 2016, o bien, dos salarios más si se busca reintegrar lo perdido desde el inicio de la gestión del gobierno nacional hasta ahora. Por ello establecimos que, como mínimo, el bono debía ser de $10.000. Otra vez, se trata de nuestra dignidad y no de lo que digan las patronales y las dirigencias sindicales que no representan a nadie.

 

Hoffmann y el CDP le dan la espalda a los trabajadores

Tal como a principio de año, cuando se acordó de hablar de paritarias recién en febrero, Jorge Hoffmann, Secretario General del CDP santafesino, se pronunció sobre la necesidad de reabrir la paritaria, tardíamente, en noviembre, cuando el gobierno lo convocó a charlar sobre el bono.

Desde abril que nosotros reclamamos la urgente reactivación de la discusión salarial. Es que, vale recordar, el aumento para los provinciales este año fue del 31,8% en dos cuotas, cuya primera, que se cobró en abril, debía ser del 26%. Sin embargo, cuando llegaron los recibos de sueldo a principio de ese mes, los incrementos alcanzaban en promedio sólo un 18%, lo que generó un enorme malestar entre los trabajadores y las trabajadoras de toda la provincia. A esa estafa que sufrimos la llamamos “la paritaria trucha” y salimos a denunciarla en más de una oportunidad, incluido el congreso provincial de ATE que se realizó ese mismo mes.

Nuestro reclamo salió a la calle en muchas oportunidades durante este año. Además de las medidas de fuerza a nivel local y provincial, fuimos parte de los seis paros nacionales que nuestro gremio llevó adelante desde que asumió el macrismo. Sin embargo, la dirección provincial de ATE no sólo no se plegó, sino que salió a carnerear nuestras propias huelgas.

Hoffmann tampoco se hizo eco jamás de los informes que elabora la Junta Interna de ATE INDEC ni elaboró propuestas sobre cuál debería ser el monto de nuestros salarios ni del bono de fin de año. Y es que nunca convocó a los afiliados a discutir las necesidades de los trabajadores y las trabajadoras estatales de la provincia.

El dirigente santafesino sigue aceptando mansamente las convocatorias de un gobierno que se niega a escuchar nuestros reclamos, haciéndole los deberes al macrismo. Pero nosotros le exigimos al CDP que reclame con fuerza al ejecutivo provincial la reapertura de la paritaria salarial para que podamos hacerle frente a la inflación y el ajuste que hace rato se comieron el magro aumento que recibimos a principio de año.

Tenemos en claro que Hoffmann hace rato que no representa los intereses de los trabajadores estatales de la provincia. Nuestra tarea debe ser, entonces, dar la pelea en cada rincón santafesino, para que cada día más compañeros y compañeras se pongan al frente de la lucha por aumento de salarios, por el fin de la precarización, por mejores condiciones de trabajo y para, por sobre todas las cosas, impedir que seamos los trabajadores quienes paguemos los costos del ajuste en marcha.

 

* Nota publicada en el periódico Codo a Codo, de la Asociación Trabajadores del Estado Seccional Rosario. Diciembre de 2016.

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