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Macri y el reformismo permanente

El gobierno de Mauricio Macri avanza en la tercera reforma del Estado con modificaciones en las legislaciones tributaria, previsional y laboral. Esto significa la transferencia de recursos desde la clase trabajadora hacia los sectores más concentrados de la economía. La salida es la unidad y la organización de las trabajadoras y los trabajadores.



Luego de dos años de ajuste, despidos y una inflación que se llevó puestos los salarios, llegó el tiempo de las reformas estructurales en el gobierno de Mauricio Macri. Los anuncios tienen que ver con lo que el Secretario General de ATE Nacional, Hugo “Cachorro” Godoy, llama “la tercera reforma del Estado”: fundamentalmente se trata de cambios en la legislación tributaria, en la previsional (enunciada ya en la ley de “reparación histórica”) y en la laboral. Éstas dos últimas son las que más preocupan (o deberían hacerlo) a la clase trabajadora, ya que las modificaciones implicarán una extraordinaria transferencia de recursos desde nuestros bolsillos hacia los sectores más concentrados de la economía.

Frente a los anuncios, ATE y la CTA Autónoma realizaron un contundente plan de lucha y un paro el 6 de diciembre pasado, en defensa de los derechos de las trabajadoras y los trabajadores de todo el país. Es que la reducción de beneficios laborales, que incluye a los previsionales, significa un plan integral para disciplinar a los trabajadores: la reforma laboral implica una reducción de ingresos a los sistemas de seguridad social, por lo que se articula con otras iniciativas del gobierno. Como la Cobertura Universal de Salud (CUS), que ya se puso en marcha y que traerá como consecuencia que los trabajadores tengan peores obras sociales y que deban pagar por tratamientos que hasta hoy eran gratuitos. O con la nueva fórmula de cálculo de aumento de las jubilaciones, de la Asignación Universal por Hijo (AUH) y de las Asignaciones Familiares, que acarreará un enorme ajuste, ya que sus beneficiarios van a percibir menos aumento que con la anterior fórmula. Y, claramente, también se enlaza con la anunciada iniciativa de elevar la edad jubilatoria.

A nivel local, el paquete de modificaciones afecta profundamente a la clase trabajadora, tanto en el ámbito estatal como privado. La reforma laboral ya está funcionando de hecho en una provincia con altos niveles de precarización y con salarios muy bajos. Además, el pacto fiscal acordado entre el gobierno de Miguel Lifschitz y el de Macri profundizará esta situación, con la posibilidad de despidos y la falta de ingreso de nuevo personal. También va a condicionar fuertemente la paritaria, permitiendo que el gobierno se ampare en la falta de fondos para negar el necesario incremento salarial que necesitamos los estatales.

En particular, el proyecto de reforma laboral, cuyo tratamiento en el Congreso logró demorarse gracias a la lucha de los trabajadores y las trabajadoras, tiene como lineamientos centrales la destrucción del empleo registrado, la precarización y tercerización como moneda corriente, la flexibilización de las condiciones laborales, la quita de derechos fundamentales a los asalariados, y la persecución a las organizaciones sindicales. Paralelamente, reduce los aportes patronales, perdona multas y quita responsabilidades a quienes mantienen a sus empleados en negro, reduce las indemnizaciones por despido y el plazo de prescripción de los reclamos judiciales y facilita las cesantías.

Si bien esto afecta al conjunto de los trabajadores, quienes se llevarán la peor parte serán las mujeres. Es que una reforma que muy probablemente aumente la precarización y la flexibilización laboral incrementará la informalidad, que constituye una de las principales fuentes de vulnerabilidad en la inserción laboral femenina y que las afecta mucho más que a los varones. Al desregular las relaciones de trabajo, la reforma crea el caldo de cultivo para que se profundice la desigualdad de género en el mercado laboral.

A estas reformas, se le suma lo previsto en el presupuesto 2018. Según 'Cachorro' Godoy, el gobierno nacional está proyectando y planificando “un plan de ajuste nacional que tendrá gravísimas implicancias para todas las provincias. Aunque lo nieguen o hagan una difusión que tergiverse la realidad esta tercera reforma del Estado del presidente Macri es continuidad de las políticas de los años '90”. Para enfrentarlo, el dirigente aseguró que “se necesita construir un modelo de desarrollo económico distinto, donde las economías regionales y la potencialidad de las mismas pueda desarrollarse plenamente”.

Ese objetivo de largo aliento sólo podrá alcanzarse con la clase trabajadora y el pueblo en su conjunto organizado y luchando. Quienes vivimos de nuestro salario no podemos dejar pasar este avasallamiento a nuestros derechos, a los derechos de quienes hoy están jubilados, a los de las niñas y los niños, a los derechos de las mujeres, a la salud, a la educación, a la vivienda. Este plan de reformas de corte neoliberal pone en jaque nuestras vidas y las de nuestras familias. La única manera de frenar el ajuste será como este pueblo sabe hacerlo: en unidad y en las calles.

 

* ATE Rosario


Tags de noticia: Opinión