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23 años sin Abdala: Segundos afuera

El Suplemento Económico CASH del diario Página/12, publicó el domingo 12 de mayo de 1991 un contrapunto entre el subsecretario de Privatizaciones del gobierno menemista, Mario Quaragna, y Germán, por entonces, diputado del Grupo de los Ocho e integrante de la Comisión Bicameral. Fue una picante discusión sobre las ventas de ENTel, Aerolíneas, los ferrocarriles y sobre el sistema de peajes donde la corrupción no estuvo ausente del debate. Germán vaticinó consecuencias de ese proceso, que hoy denunciamos 25 años después.


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Abdala: como para hacer una evaluación de todo el proceso de privatizaciones, es un momento propicio ya que ahora se puede discutir sobre resultados y no sólo en base a ideología o intenciones. Lo primero que se ve es que no se cumplieron ninguno de los apotegmas que planteó el Gobierno, sobre todo la gestión Dromi: no hubo inversión de riesgo, no significó una reactivación ni se generaron nuevas fuentes de empleo. Tampoco se produjo la desmonopolización que tanto agitaron como propaganda. Los teléfonos y Aerolíneas quedaron como monopolios y lo único que se cambió fue el Estado argentino por otro Estado. Pero, para colmo, fue un pésimo negocio para la sociedad, porque el Estado terminó subsidiando a los compradores, como en el caso de los peajes y de la aceptación de Bónex en Aerolíneas, o favoreciéndolos mediante la capitalización de la deuda. Además, todo está lindando con la corrupción.

Quaragna: Tocaste muchos temas, pero empecemos por la base ideológica. Independientemente de cómo se lo transmitió a la sociedad, la herramienta de las privatizaciones no es una panacea ni permite por sí sola una reactivación. Es nada más, o nada menos, que una parte que contribuye a eso. Lo que ocurre es que para que haya mejoras globales es necesaria la estabilidad, y eso no se va a poder lograr si el Estado continúa con un déficit muy grande, que encima no tiene razón de ser, ya que se debe a la mala administración y no, por ejemplo, a la defensa de algún principio básico. La única forma de solucionar eso es acabar con el alto grado de corrupción en las empresas del Estado es con las privatizaciones. Vos mencionaste corrupción en las privatizaciones, pero lo que está en la calle y fundamentalmente en la Justicia vinculado con corrupción no tiene nada que ver con las privatizaciones. Los procesos han sido transparentes y controlados, por ustedes en la Bicameral, por la Sindicatura General de Empresas Públicas y por el Tribunal de Cuentas.

Abdala: Al Tribunal de Cuentas el Gobierno lo cambió en un gesto anticonstitucional. Al Inspector General de Justicia se lo hizo renunciar justo cuando debía dictaminar en dos cuestiones claves de Aerolíneas.

Quaragna: Los cuestionamientos de González Arzac sobre la constitución de sociedades anónimas con minoría estatal no resistían ningún análisis y estaban fundados en razones ideológicas, tal como se comprobó después con sus declaraciones públicas. Él quería obstaculizar el proceso.

Abdala: Pero ese tema lo terminó resolviendo la Corte con un per saltum totalmente ajurídico, cuando el primer juez que trató el asunto lo primero que planteó fue una disposición de no innovar. Volviendo a lo otro, recuerde Quaragna que cuando usted venía con Dromi a la Bicameral planteaban que las privatizaciones iban a significar ahorros importantes.

Quaragna: Y así fue.

Abdala: ¿En dónde? En Aerolíneas el Estado terminó pagando 91 millones de dólares y se les facilitó el pago mediante Bónex en una operación ventajosa para ellos.

Quaragna: Momentito, el tema de los Bónex es algo de último momento que no lo manejó la anterior administración.

Abdala: ¡Qué tiene que ver! Se supone que es mismo gobierno y que hay una continuidad jurídica. Lo que decís me hace acordar a Edmundo Soria, (subsecretario de Transportes designado por Cavallo) que cuando viene a la Bicameral dice: “Nosotros no tenemos nada que ver con los que se fueron”.

Quaragna: Yo tengo que ver, porque estuve en funciones con Dromi y sigo ahora. Una cosa es el precio de venta de Aerolíneas o ENTel y otra son los ahorros que permiten las privatizaciones. Ahora esas empresas no necesitan más aportes del Estado.

Abdala: Hay muchas formas de hacer aportes. El Estado hizo un aporte al haberles dado a los adjudicatarios de ENTel tarifas altas con colchones. El Estado puso plata en forma indirecta en Aerolíneas no cobrando lo que correspondía.

Quaragna: El Estado pone plata cuando utiliza dinero de rentas generales y lo destina a la operación de una empresa del Estado, o también de privadas, como tantos subsidios que han habido con la promoción industrial. Eso ya no existe ni en ENTel ni en Aerolíneas.

Abdala: ¿Por qué se entrega Aerolíneas sin inventario previo?

Quaragna: ¿Cómo sin inventario previo?

Abdala: Sí, sin inventario previo. Hoy los españoles de lberia están reclamando como mínimo 40 millones de dólares por diferencia de inventario. No se sabía que uno de los Boeing era de los japoneses.

Quaragna: ¿Cómo que no se sabía? Eso se supo desde un principio. Estaba en el inventario y en un anexo del pliego donde figuraban las deudas: ahí estaba la deuda por leasing de ese Boeing con la Orix de Japón. El de Aerolíneas era un inventario modelo. En ENTel no había inventario. No sé lo que pasó con las supuestas diferencias de inventario en Aerolíneas, pero me consta que entregamos la empresa junto a un inventario muy detallado.

Abdala: El simple hecho de que quedó un solo oferente fue suficiente motivo como para dar por caída esa licitación. Eso lo indicaba el sentido común. Ahora están tratando de ver cómo tapan los agujeros para evitar que se caiga, tal como lo admitió Soria en la Bicameral. El hilo conductor de todas las privatizaciones es la desprotección en la que quedó el Estado.

Quaragna: No es así. Es cierto que al haber habido una única oferta para Aerolíneas cabía la posibilidad de anular todo, pero hubo una decisión política, que yo no tomé y no voy a juzgar, de seguir adelante.

Abdala: Fijate el peaje: el Estado termina subsidiando y no cobrando el canon. Dónde está el negocio brillante. En los contratos viales el Estado quedó atado y obligado en muchas cosas. Los privados pusieron cuatro casillas y el Estado no pudo deshacer el contrato.

Quaragna: Primero que no pusieron cuatro casillas. Pusieron mucha inversión, aunque el tema fue mal presentado. Pero además, ambas partes quedaron obligadas. En cualquier contrato, una vez que alguien lo firma debe cumplirlo. Ahora bien, si después de tres meses el Estado, o cualquier persona, cambia de opinión, tiene que evaluar cuál es el costo: sea privado o público.

Abdala: Pero acá no estás manejando una verdulería. Estás manejando los únicos 100.000 km de rutas en buen estado que hay.

Quaragna: En buen estado no.

Abdala: En buen estado y sin vías alternativas para transitar. Se violó el derecho constitucional.

Quaragna: Sostengo que eso no es un derecho constitucional.

Abdala: ¿La libertad de tránsito no es un derecho constitucional?

Quaragna: La libertad sí, pero la gratuidad no.

Abdala: Acá no hay caminos alternativos como sí hay en otros países que cobran peaje.

Quaragna: Yo puedo darme el lujo de tener un camino alternativo si tengo tráfico suficiente y si el país tiene la riqueza como para bancarse esa enorme doble inversión. La única ruta que hubiera soportado una inversión a riesgo por peaje es la Panamericana.

Abdala: Eso es técnico y el tema es más bien político. Dio la casualidad que con el peaje cobraron las empresas contratistas que quedaban fuera del negocio financiero en el país. La reconversión vial apareció justo para compensar a los sectores empresarios que antes chupaban de la tela del Estado. Y no se les dieron las rutas alejadas que precisan inversión de riesgo sino la frutilla del sistema vial. Encima se les garantizó la rentabilidad.

Quaragna: No se les garantizó absolutamente nada.

Abdala: Por algo la tarifa subió de 1,20 dólares a 3.

Quaragna: No señor. Jamás llegó a 3 dólares y nunca fue de 1.20. La tarifa original de los pliegos fue de 1,50 dólares por cada cien kilómetros, con una fórmula de reajuste. Como en 1990 el dólar quedó planchado la tarifa en dólares subió y llegó a un máximo de 2,28 dólares en febrero, y con la devaluación bajó a 1,80 y pico. Eso fue por fórmula de ajuste y no porque se les garantizaba rentabilidad. Los pliegos tampoco garantizan tránsito.

Abdala: Fijate las vueltas que tiene que dar Cavallo ahora al querer cambiar todo, para evitar los juicios de las empresas. Tuvo que dar subsidios y encima renunciar al canon, que supuestamente era una de las grandes ventajas para el Estado, ya que con eso iban a financiar las otras rutas.

Quaragna: Dejame que te explique. Se trataba de los 10.000 kilómetros de rutas más transitados…

Abdala: Y los de mejor estado.

Quaragna: No necesariamente los de mejor estado.

Abdala: Les dieron la Ruta 7 luego de que Vialidad Nacional había puesto la última carpeta asfáltica. Como funcionario público habría que haberla excluido.

Quaragna: No recuerdo haberte escuchado decir que se habían elegido mal las rutas.

Abdala: Está por escrito. En el caso de la Ruta 7 un día me tomé el trabajo de ir hasta Luján para contar cuántos coches pasaban.

Quaragna: ¿Y qué probás con eso?

Abdala: El nivel de rentabilidad que tenían asegurado.

Quaragna: Estás equivocado. Se ve que nunca trataste de hacer una inversión de riesgo con tu propia plata. Si haces un negocio por doce años no podés pensar que los coches que pasan hoy son los que van a pasar siempre. Sin ir más lejos, en estos momentos los concesionarios tienen un grave problema. Pero dejame hablar del canon. Tenés una gran habilidad polémica y no me dejas hablar. Cuando se eligieron los 10.000 kilómetros el planteo fue que las tarifas iban a ser las mismas para todas las rutas, pero las obras iban a ser distintas porque el estado de las rutas no era parejo. Por eso se puso como variable de cotización el canon, con la idea de que íbamos a tener algunas concesiones con un canon negativo que iban a ser subsidiadas por las de canon positivo. Las cuentas nos daban que por todo el sistema íbamos a recibir de canon casi cero. El resultado de un proceso que fue muy competitivo es que hubo casi 70 millones de dólares anuales de canon.

Abdala: Los tipos hicieron los números y se dieron cuenta de que tenían una papa. ¿En las cuentas que ustedes hacían no entraban las protestas de la gente que tiene que pagar peaje para pasar de un pueblo al otro?

Quaragna: Sí que entraban. Todos esos problemas fueron solucionados.

Abdala: Hay denuncias.

Quaragna: No hay ninguna denuncia. Pero dejame terminar con la idea básica del canon. El Estado se encontró con 70 millones de dólares de canon por año. ¿Qué hacía con ese dinero? Tenía sólo dos posibilidades legales si no quería que fuera cuestionado como un impuesto: distribuirlo en otras obras viales en el resto de la red o disminuir el canon bajando al mismo tiempo la tarifa. Dromi decidió transferir el dinero al resto de la red. Cavallo tomó la otra decisión porque quería bajar la tarifa. Fue una decisión política.

Abdala: Y resulta que entonces no tendremos inversiones en el resto de la red y la comunidad sigue puteando en todos lados.

Quaragna: No es cierto que la comunidad proteste en todos lados. Los que protestan son los camioneros, y no por el peaje, ya que eso lo transfieren a su precio, sino por la balanza. El otro sector que protesta es el campo. Los particulares no protestan.

Abdala: ¿Y qué es la gente de la Panamericana?

Quaragna: Eso lo provoca un señor que es intendente de San Isidro que quiere ser gobernador y que está usando el tema.

Abdala: ¿Y el resto son todos giles?

Quaragna: ¿Dónde viste manifestaciones multitudinarias?

Abdala: Ahora está lo de Maradona, lo de los Yoma. Yo voy a que las privatizaciones que ustedes hicieron no significaron ningún beneficio para el país.

Quaragna: Esa es tu opinión y la respeto.

Abdala: Es que no es mi opinión ideológica. Se trata de que hicieron pésimos negocios. El Estado tuvo que ponerse en todos lados.

Quaragna: A ver, ¿qué puso en ENTel?

Abdala: Por empezar sacrificó la garantía.

Quaragna: ¿Qué garantía?

Abdala: La que no reclamó de la Bell. Perdió un palo verde.

Quaragna: Estás equivocado. Cuando se presenta una garantía en una licitación, esa garantía tiene un límite de tiempo. Si el Estado pide que prolongues la validez de tu oferta, tenés el derecho de decir que sí o que no. De todas formas, estamos hablando de una operación de cientos de millones de dólares y vos sacás el caso de una garantía por un millón que eventualmente se dejó de cobrar. Es como fijarse en la lamparita quemada de un estadio de fútbol mientras 80.000 personas ven el partido cómodas y con mucha luz.

Abdala: Te puedo decir más. Iba a ser una licitación para desmonopoIizar y se termina con un monopolio absoluto. Además les garantizaste un colchón tarifario magnífico para que los tipos vinieran y embolsaran directamente.

Quaragna: Si era tan buen negocio, ¿por qué tuvimos tres y no doce ofertas? Es un negocio de riesgo sin garantías.

Abdala: Porque hay negocios más cercanos.

Quaragna: No pensarás que los mexicanos son más giles que nosotros, que los neocelandeses son más giles que nosotros.

Abdala: No vinieron porque se cayó una de las tesis de ustedes, la tesis de que acá si largaban privatizaciones el mundo iba a venir corriendo a la Argentina para tener negocios sin ningún tipo de riesgo.

Quaragna: Si era así me extraña que para ENTel sólo hayan venido tres y para Aerolíneas nada más que uno.

Abdala: Es que no hay inversiones para la Argentina. Legisladores alemanes que estuvieron acá nos decían que en países como el nuestro lo primero que había que hacer es importar funcionarios de Europa. Nos decían que allá los funcionarios se corrompen por 10.000 dólares y que acá no hay nadie que baje de un palo verde.

Quaragna: Yo debo ser entonces el único gil. Vos hablabas de que ENTel quedó en monopolio. Es así, quedaron dos monopolios para telefonía básica. Te pregunto: ¿hay algún lugar del mundo donde la telefonía básica no sea monopólica? En ninguno. Con el actual nivel tecnológico eso es imposible.

Abdala: Para qué entonces se vendió la empresa a empresas estatales de todo el mundo habiéndola dejado limpita de deudas que fueron absorbidas por el Estado. ¿Cuál fue el negocio? La hubiésemos dejado en manos estatales y hubiéramos facilitado el desarrollo de tecnología local y de la pequeña y mediana empresa.

Quaragna: ¡No hablemos de utopías! Miremos para atrás lo que pasó con las empresas estatales.

Abdala: Nos quedamos con las tarifas más altas del mundo.

Quaragna: No son las más caras del mundo.

Abdala: Estamos en el lugar décimo.

Quaragna: En la Argentina no se podía seguir con empresas estatales. Es una utopía pensar que se puede poner un grupo de cruzados para hacerlas eficientes.

Abdala: Quedó demostrado que transfiriendo los activos del Estado no se garantiza el bien común.

Quaragna: Si el servicio es monopólico, el privado no va a tender al bien común a menos que se lo controle. En competencia es diferente. En el ferrocarril va a haberla. Tendrán que competir con los otros medios de transporte.

Abdala: Lo de ferrocarriles es peor todavía que lo de ENTel. Le dan el puerto, los silos, las vías, le dan todo, más quince palos verdes.

Quaragna: ¡Qué quince palos verdes! No digas mentiras. No se les da ni silos ni puertos. Nada de eso.

Abdala: Si contás todo es así.

Quaragna: Rosario - Bahía Blanca lo conozco de memoria.

Abdala: Y eso qué tiene que ver. Hay que tener en cuenta la política de puertos junto con la de transporte, y se demuestra que es como yo digo.

Quaragna: La política de puertos la van a decidir ustedes en el Congreso cuando traten el proyecto de ley.

Abdala: Vamos a tratar de impedir que se privaticen los puertos, para que Cargill y los grandes monopolios no se queden con todo.

Quaragna: ¡Qué tiene que ver Cargill con los ferrocarriles!

Abdala: Ellos y todos los grandes exportadores. Techint tampoco tenía nada que ver con ferrocarriles y van a ser los dueños. Son los grupos económicos que se juntan: van el tener el Ferrocarril, el silo y los puertos.

Quaragna: ¿Vos qué preferís: que el Estado ponga 600 millones de dólares al año?

Abdala: Se hubiera ahorrado mucha plata si hace dos años se hubiese intentado tener una empresa ferroviaria para un país productivo realizando las inversiones necesarias.

Quaragna: El ferrocarril en manos del Estado es un barril sin fondos que se autodestruiría. Además, el ferrocarril es mucho más privado de lo que creés. Aunque está en manos del Estado hay muchos privados que ganan un montón de plata con él.

Abdala: El ferrocarril pierde plata porque hay muchos casos como el del subinterventor que a su vez tenía una sociedad que se dedicaba a transportar palos.

Quaragna: Entonces, ¿qué hay que hacer: decidir por decreto que los funcionarios son buenos de la noche a la mañana?

Abdala: Es un proceso bastante largo de cambio de mentalidad y cambios políticos para que los que gobiernen no tomen al Estado como un botín de guerra. Los funcionarios peronistas lo tomaron como botín de guerra e hicieron el reparto entre los grupos económicos y los bancos acreedores. El Ministerio de Obras y Servicios Públicos quedó para la patria contratista. Dio la casualidad de que los abogados que siempre litigaron contra el Estado pasaron a ser los funcionarios. Dromi es el caso más saliente.

Quaragna: Ese panorama es una versión novelística de la realidad.

Abdala: Son los hechos. En el peaje fueron favorecidas Sade, Techint…

Quaragna: Hubo 46 empresas adjudicatarias.

Abdala: Se repartieron todo bien.

Quaragna: Claro, y yo como funcionario que adjudicaba era un gil que hacía lo que
ellos querían.

Abdala: No es cosa de giles.

Quaragna: ¿Me estás llamando delincuente?

Abdala: No estoy diciendo eso. Digo que son funcionarios que vienen de la actividad privada…

Quaragna: ¿De dónde querés que venga un funcionario: de Marte?

Abdala: En cualquier lugar del mundo donde un funcionario viene o vuelve a la actividad privada se lo acusa como mínimo de tráfico de influencias.

Quaragna: En mi caso, no fui empleado ni nunca trabajé para la patria contratista. Vengo de otra patria, la patria consultora. Decidí hace veintipico de meses dejar eso que me daba un pasar razonable para hacer el servicio civil. Y me tengo que bancar que me digan gil o delincuente. Mala suerte. Pero yo no hice ningún negocio ni nunca lo haré.

Abdala: Entre todas las denuncias que nosotros hicimos al respecto sobre los funcionarios de Obras Publicas vos sos el único tipo que no está involucrado. Los otros están todos.

Quaragna: Me alegro. Pero tené en cuenta que vos decís que el peaje se lo repartieron, y fui yo el que decidió en el tema. No me puedo comer ese sapo de lo que decís. No soy gil ni delincuente.

Abdala: Vos estás convencido de que a la patria contratista había que darle el peaje, sin ser gil ni delincuente. Lo que digo es que tu acción terminó favoreciendo a los grandes grupos que hicieron fabulosos negocios.

Quaragna: No hicieron tales negocios. Vos partís del error de pensar que el Estado puede hacer a la vez de policía y control y de productor. Todo junto no puede. Hagamos una sola cosa, pero bien.

Abdala: Esa es la concepción de aquellos que quieren ingresar en la era tecnotrónica sin haber pasado por la revolución industrial. Dicen “modernicémonos pero sin desarrollar el país”. Estoy de acuerdo en que hay muchas cosas que el Estado no tiene que hacer, pero hay áreas que no puede resignar. Nunca deberían haber comenzado el remate por las áreas estratégicas como telecomunicaciones, transporte y petróleo.

Quaragna: El petróleo es estratégico si se lo extrae. Si se queda abajo no sirve para nada.

Abdala: Tampoco sirve si se lo regala, o si se olvidan de contabilizar seis millones de metros cúbicos en una licitación. Eso es una mejicaneada.

Quaragna: No sé a qué le referís.

Abdala: A lo que salió en todos los diarios.

Quaragna: Respeto al periodismo, pero si algo sale en los diarios no es necesariamente verdad.

Abdala: El caso está en la Justicia.

Quaragna: Tampoco por eso es necesariamente verdad. Yo sólo creo en las sentencias.

Abdala: Nadie salió a desmentir el lema.

Quaragna: Sinceramente, desconozco ese tema.

Abdala: Llevamos un año y medio de privatizaciones y sólo veo que el Estado perdió plata y que no vinieron inversiones.

Quaragna: Están los 130 millones de Aerolíneas, están los Bónex por un importe equivalente. Están los 214 millones de ENTel, más los 5000 millones de títulos. La plata está. Además desapareció todo el déficit de esas empresas.

Abdala: Y quedó la deuda para el Estado. Ahora el Gobierno está discutiendo con Siemens cómo pagarles los 800 millones de dólares que debía ENTel.

Quaragna: Me preguntaste dónde estaba la plata, y te respondí. Lo que pasa es que vos Germán ves todo negro como el color de tu pullover, y yo lo veo rosadito como el color de mi camisa.

(Abdala y Guaranga se saludaron muy amistosamente)

El presente artículo está en el libro “Germán aún nos guía”, de Marcelo Paredes (CTA Ediciones), que puede descargarse íntegro en formato PDF del archivo relacionado.


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