
Salud Mental y aparato represivo
Trabajadoras y trabajadores de Salud Mental plantean su alarma frente a los riesgos que implica la aprobación del uso de pistolas Taser para la Policía de Santa Fe sobre personas con “psiquis alterada”.
Hace unas semanas atrás el subsecretario de Tecnología y Equipamiento de Santa Fe, Armando Faraoni, anunciaba desde el Ministerio de Justicia y Seguridad que: “para el mes de septiembre, principalmente en Rosario y en Santa Fe, el personal policial contará con pistolas Taser junto con el arma reglamentaria”. Se presenta a las pistolas Taser como un arma menos letal - “que se podrán usar en personas bajo el efecto de estupefacientes o con su psiquis alterada”.
Ante estas declaraciones los trabajadores de la salud mental nos alertamos porque, desde hace años, se entiende que el tratamiento de una persona que está atravesando una crisis subjetiva pasa por la contención clínica y el cuidado. La respuesta del gobierno provincial no puede ser entonces el uso de Tasers.
Desde diferentes efectores públicos de Salud mental se viene solicitando a la Subsecretaría de Salud Mental y al Ministerio una definición clara de la estrategia clínica-política frente al sufrimiento de las personas, las familias y la comunidad en su conjunto ante el consumo problemático de sustancias.
El narcotráfico y el narcomenudeo no se ha visto reducido, sino todo lo contrario se ha profundizado notablemente y quienes asistimos en el territorio y en los hospitales monovalentes vemos que se han destinado fondos millonarios para entidades privadas religiosas - y que se parece más a un lobby que a la ejecución una política clara en torno al abordaje clínico y comunitario.
Es en este contexto que necesitamos pensar de un modo integral las intervenciones que permitan reconstruir la perspectiva de futuro, que incluya comunitariamente a partir de los lazos que se construyen en clubes, escuelas y trabajo.
Los fabricantes de estás “armas de baja letalidad” advierten que pueden causar lesiones o muertes si se utiliza en personas bajo el efecto de sustancias o con padecimientos mentales y que no pueden ser usadas en menores, mujeres embarazadas o personas de baja masa corporal. Que se prohíbe disparar en zonas sensibles (genitales, pecho, cara, garganta).
Organizaciones de derechos humanos como Amnistía Internacional advierten que pueden ser usadas como una descarga de castigo, tortura, como se ha documentado en otros lugares del mundo (EEUU, España) dónde personas han fallecido por el uso de este tipo de armas.
Se suma a nuestra preocupación que esta semana ha sido anunciada en la Colonia de Oliveros, con presencia de la Directora de Salud Mental y la Subsecretaria de Salud Mental, la inclusión de 1900 horas de personal policial en la institución. Lejos de las políticas de cuidado y de derechos humanos que requiere nuestro campo para una real transformación, asistimos a la inclusión de políticas y prácticas represivas.
Es por todo esto que solicitamos a las autoridades del Ministerio de Salud y de Justicia que no se implemente el uso de pistolas Taser en personas vulnerables que atraviesan una crisis subjetiva o descompensación por consumo problemático. Solicitamos al Ejecutivo, una vez más, la intervención interministerial para respuestas integrales frente la perspectiva de futuro devastada por el hambre, la desocupación, el narcotráfico y la exclusión. Las respuestas a los problemas de salud mental no pueden ser represivas, exigimos la implementación del Plan Provincial 2022-2028, que contiene como uno de los puntos de anclaje la apertura de Centros Territoriales de Salud Mental Comunitaria.
Más que Taser y policías necesitamos recursos humanos y presupuesto.
*Trabajadoras/es de la Salud Mental en ATE Rosario
Foto: CEDOC











