
"Hoy más que nunca, memoria y verdad"
Marianela Scocco, doctora en Historia por la Universidad Nacional de Rosario (UNR), docente e investigadora del Conicet, opina sobre los paralelismos entre la última dictadura y el gobierno actual, las características de la dictadura en Rosario y sus consecuencias más profundas.
Marianela Scocco, doctora en Historia por la Universidad Nacional de Rosario (UNR), docente e investigadora del Conicet, llega a la entrevista con Rosario/12 con su abanico con la bandera del orgullo. Habla sobre los paralelismos entre la última dictadura y el gobierno actual, las características de la dictadura en Rosario y sus consecuencias más profundas. Su investigación se ha centrado en la historia reciente rosarina, con publicaciones como Una historia en Movimiento. Las luchas por los derechos humanos en Rosario; El viento sigue soplando, sobre los orígenes de las Madres de Plaza 25 de Mayo, y su participación en Territorio ocupado. La historia del Comando del II Cuerpo de Ejército en Rosario.
En el ámbito académico ha publicado numerosos trabajos, donde no sólo destaca su recorte temporal y regional, sino también el acento en la importancia de la historia oral y la construcción de memoria como herramienta de transformación social y política. Ella se define como “historiadora pero principalmente como militante social”. Es, al entender de muchos y muchas, una gran divulgadora del trabajo académico con un tinte más de corte popular y accesible al público en general.
-Otro 24 de marzo, otro Día de la Memoria, la Verdad y la Justicia...
-Hoy más que nunca, porque sin dudas hemos retrocedido. El 24 de marzo de 1976, las Fuerzas Armadas toman el poder en lo que hoy podemos denominar como dictaduras clásicas del siglo XX, una toma de poder institucional, donde se suspenden las garantías constitucionales, se cierra el Congreso, se prohíben los sindicatos. Después podemos analizar el componente civil que todas las dictaduras tuvieron. Recordar que Argentina tuvo seis golpes de Estado. Pero yo sigo creyendo que el componente militar es el más importante. El primer gabinete de esa dictadura tiene solo dos ministros civiles: el de Economía y el de Educación. Obviamente, son importantes. De todas maneras, incluso los gobernadores, intendentes y funcionarios menores son militares. Las tomas de decisiones son militares. Lo cual hace que hasta el día de hoy, las Fuerzas Armadas salgan tan desprestigiadas por haber sido las responsables de hechos aberrantes y no simplemente un brazo ejecutor.
-¿Entonces cuál es la importancia del componente civil?
-Hablar de cívico-militar oculta lo que queremos demostrar ver con la complicidad y la responsabilidad. También sabemos que hay poderes económicos detrás, que nos han costado más identificar, problematizar y juzgar. Es lo que menos hemos trabajado, en especial desde la justicia. Si vamos a analizar los apoyos que tuvo, entramos en la categoría de consenso, que es fundamental para cualquier régimen dictatorial.
-¿Por qué desde la justicia?
-Podemos mencionar que en este momento se está llevando a cabo el juicio por la represión en Villa Constitución, de la cual el 20 de marzo se cumplieron 50 años, en un proceso democrático en 1975. Tiene un componente civil muy importante porque el gerente general de Acindar, que manda a represaliar a sus trabajadores, era Martínez de Hoz, quien será ministro de Economía durante la dictadura. Si bien hemos tendido a pensar al golpe del 24 de marzo como un quiebre, en los últimos años las investigaciones que hemos realizado tienen que ver con poder pensar más bien las continuidades que las rupturas, y en ese sentido me parece interesante para analizar nuestro presente. Esto es no es una dictadura en un sentido clásico, sí podemos ver que hay una suerte de progresividad en la represión por un lado, y en la pérdida de derechos por otro. No solamente hay un retroceso como sociedad en los niveles discursivos y de agresión, y de violencia en los medios de comunicación y en las redes, también en lo cotidiano. Corremos riesgo de que ese discurso se transforme en práctica, y los últimos hechos nos dan la razón. Nosotros venimos afirmando que en la campaña de La Libertad Avanza, ya había una reivindicación, y me gusta hablar de ello, no de negacionismo. Me gusta algo que dice Carol Solis: cuestionar la cifra de los 30.000 desaparecidos tiene que ver con cuestionar todas las verdades a las que hemos arribado en los años de investigación y de tanto dolor. Esa reivindicación tiene que ver con recomponer la imagen de las Fuerzas Armadas y de Seguridad porque van a ser los actores para llevar a cabo el modelo de ajuste que no cierra sin represión. Es una ecuación que también se traduce en la dictadura. Un modelo de hambre, de desindustrialización, un modelo basado de la primarización de la economía que deja afuera un montón de gente, que reaccionará, sin grandes conspiraciones.
¿Por qué la cifra es polémica?
-No es nueva la discusión. Los 30.000 es también una consigna política. Al hablar de Terrorismo de Estado, cuando el estado tortura y desaparece sin herramientas judiciales de manera clandestina, tambíen decimos que el Estado es responsable por no poder tener una cifra exacta, que no haya una apertura de archivos. Esto nos hace desconocer cuántos son y dónde están. A su vez, en este número, ¿contamos a los nietos que no están, que están desaparecidos con vida? ¿Y a los hijos e hijas de ellos que el no saber la identidad de sus padres, también se encuentran desaparecidos de alguna manera?. El problema siempre será qué contar.
-En el plano local, ¿qué es lo que debería saber sobre lo que pasó en Rosario?
-Ahora parece una verdad, pero por mucho tiempo parecía que todo pasaba en Buenos Aires. Acá hay más de 500 personas desaparecidas. Lo que conocemos en Rosario sobre centros clandestinos de detención es hasta el mundial de 1978. Podemos mencionar el Servicio de Informaciones y la Quinta de Funes. Este último circuito se desmantela en marzo del 78 cuando nacen los mellizos de Raquel Negro, y todos esos compañeros son asesinados. En la sede del II Cuerpo de Ejército, que hoy es el Museo de la Memoria, es donde se organizó la represión de 6 provincias del litoral. Pero por sobre todo lo que me gusta contar es que hubo Organismos de Derechos Humanos que los buscaron y los siguen buscando, Madres de Plaza 25 de Mayo, que ya fallecieron pero todavía hay compañeros que las acompañaron y hoy siguen marchando todos los jueves a las 17. También tienen un Centro Cultural. Uno de los últimos hechos más resonantes de la dictadura sucede en Rosario, en mayo de 1983 donde secuestran en Ovidio Lagos y Córdoba, en un bar a plena luz del día, y luego asesinan porque aparecen sus cuerpos a dos compañeros, Pereyra Rossi y Cambiaso.
-¿Se puede hablar de similitudes entre la dictadura y el gobierno de Milei?
-Gradualidad en el endurecimiento de la represión, de las leyes por un lado, y por otro de las prácticas. A su vez como mencionamos, el modelo económico. Desde el gobierno actual, y no por decreto, el protocolo antipiquetes. La ministra Patricia Bullrich lo publicita como algo que la gente espera. El objetivo de la represión es implantar el terror, desalentar la participación. Creo que lo que pasó con Pablo Grillo, es un antes y un después, por un lado avanzaron en el agravamiento de las heridas. La preocupación por las personas detenidas era saber su paradero. Ya no te da miedo que te detengan, te da miedo que te maten lo cual no había pasado en 40 años de democracia, al menos con esa intención tan clara desde el gobierno. Si entendemos a la democracia como una forma de participación que excede a la votación, está en peligro. Y no necesitan cerrar el Congreso, porque vallarlo es un principio de cercenamiento del poder del Congreso. Nos tienen que servir tanto las experiencias de represión, como las experiencias de luchas para poder pararlas. Como lo han hecho desde los DDHH, inventando nuevas formas de acción política desde el respeto por las garantías democráticas y el diálogo de forma pacífica. Nunca hubo un solo hecho de venganza. Nunca más es que no haya muertos ni heridos por la represión, pero tampoco censura en la prensa ni pérdidas de garantías constitucionales y de nuestros derechos. Nunca más es nunca más.
Fuente Página 12