ATE Rosario - Asociación de Trabajadores del Estado Rosario
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A 39 años de la gran marcha sindical contra la dictadura militar

El 30 de marzo de 1982 no fue un día más para la historia de los trabajadores argentinos, sino que representa un ejemplo en la lucha por la democracia para toda la sociedad. Un hito que ha profundizado los valores de solidaridad y participación y que tuvo a los integrantes de  la Lista Verde de ATE, como protagonistas.



A principios de 1982, Galtieri en el poder después de la destitución de Roberto Viola, inicia un proceso que denominó “normalización sindical”. Eligiendo delegados y creando comisiones que sustituían a la intervención militar y a la par, prorrogaban mandatos de burócratas sindicales cercanos a la dictadura, que después de seis años de usurpar el poder se encontraba en decadencia y con sus pactos de gobernabilidad claramente rotos.

Los anuncios de Galtieri se daban con una economía en caída libre, inflación descontrolaba, y noticias de fábricas y comercios cerrados. El malestar social claramente iría ganándole al miedo al calor de lo que venía siendo la realidad argentina por aquellos años. Los trabajadores y trabajadoras se encontraban en lucha contra las consecuencias del plan económico llevado adelante por Roberto Allemann, quien como Ministro de Economía no tomó medidas diferentes que sus predecesores, redujo el gasto público, privatizó partes del Estado y congeló  salarios. Lo que devino en cierre de fábricas (Citroen y la Cantábrica, las más emblemáticas), recesión y depresión de la economía.

Hubo resistencia en los lugares de trabajo, paros sectoriales, una huelga general lanzada en 1979 en la que no participó la llamada CGT Azopardo, de la “tendencia dialoguista” con el régimen, conducida por Jorge Triaca (padre del Ministro de Trabajo durante el macrismo). Ésta entrará en ruptura con la llamada CGT Brasil, de tendencia anti-dialoguista y en franca confrontación con la dictadura, con Saúl Ubaldini a la cabeza.
Estos últimos organizaron una movilización el 7 de noviembre de 1981, desde el estadio de Vélez Sársfield hasta la iglesia de San Cayetano, lugar emblemático de los que piden trabajo. Y a finales de ese mes, Ubaldini participaría del 5to Plenario Nacional de la agrupación ANUSATE.

Este Plenario se llevó a cabo en la histórica Casa de Nazareth, y en aquella oportunidad, Ubaldini señaló que la gente “ya ha empezado a ganar la calle, pero que quede a todos claro que han sido ustedes y los compañeros de todo el país, los verdaderos protagonistas de esta movilización y nosotros sólo fuimos sus intérpretes fieles y como tales convocamos a la Marcha por la Paz y el Trabajo”. Y para terminar aseguró que allí, en ese Plenario Nacional, “estaba representado y vibraba el verdadero ATE”. Al finalizar ese día, fue redactado un documento de prensa firmado por Víctor De Gennaro y Carlos Custer, de ANUSATE, en el que se resumía lo debatido durante las jornadas en una actividad que tuvo gran representación y muchos asistentes en calidad de invitados, y los medios de la época le dieron amplia relevancia.

Marcelo Paredes, en su libro sobre la historia de la lista verde ANUSATE, recuerda que los trabajadores estatales tendrían el honor de participar de la Comisión de la Movilización que se gestaría meses después de aquel Plenario de “la verde”. Por entonces, se emitió un comunicado que llamaba “al pueblo de la Patria” a concentrar y marchar 30 de marzo de 1982, “para decir basta a este proceso que ha logrado hambrear al pueblo, sumiendo a miles de trabajadores en la indigencia y la desesperación”.

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Como movilización fue la mayor expresión de lucha obrera de este período, bajo una convocatoria de similar contenido a las marchas anteriores, "Paz, pan y trabajo", Saúl Ubaldini comandó la movilización.

Entre los participantes, estaban las Madres de Plaza al igual que los organismos de derechos humanos, artistas e intelectuales y más de cincuenta mil trabajadores coparon los alrededores de la Plaza de Mayo, que tuvo un verdadero cerco de patrulleros, carros de asalto, camiones hidrantes, helicópteros, caballos, perros y efectivos policiales uniformados y de civil, además de infiltrados de los servicios de inteligencia, que impidieron llegar a las columnas hasta la Plaza.

La cantidad de detenidos en aquella jornada desbordó la capacidad de patrulleros y carros policiales. Tuvieron que recurrir a colectivos de línea para trasladar personas a las comisarías. Y se supone que fueron más de 3 mil los detenidos solo en la ciudad de Buenos Aires, y unos 5 mil más en el resto del país.

Los relatos de aquel momento dan cuenta de las más de seis horas de enfrentamientos de todas las columnas de manifestantes en el centro porteño que intentaban acercarse a la Casa de Gobierno. Serían interceptadas en diferentes lugares, como en el Puente Pueyrredón, Tribunales y en el puerto de Buenos Aires. Pero también se marchó en Córdoba, Rosario, Tucumán, Neuquén, Mendoza y Mar del Plata. En Mendoza, la represión hirió de gravedad a Benedicto Ortiz, quien falleció el 3 de abril. Era el secretario general de la Asociación Obrera Minera Argentina, regional Mendoza.

La dictadura militar estaba en caída libre y unos días después, su afán de perpetuidad nos llevaría a la guerra de Malvinas, que es otro capítulo en la historia reciente. Pero el proceso histórico que se gestó aquel 30 de marzo, tuvo una importancia relevante al sumar un entramado de organizaciones sindicales, políticas, civiles y de derechos humanos y religiosas que confluyeron en las calles por una lucha en común por el retorno de la democracia. Y que perduraría muchos años más.

La ciudadanía apoyó de manera masiva la medida ante al peligro latente de que la dictadura continuase. Son muchas las historias que dieron cuenta la lucha del pueblo. Por ejemplo, cómo los trabajadores “de cuello blanco” resistían y se enfrentaban desde las oficinas vecinas a la Plaza de Mayo, con las unidades que reprimían a la manifestación. Todos salieron a la calle para decir basta.
La noche del 30 de marzo, desde la CGT Brasil se publicó que la gente sabía que el régimen “está en desintegración y desbande”, y se exigió por el establecimiento de “un gobierno cívico-militar de transición hacia la democracia”, que se haría esperar todavía un año más.

Lo cierto es que cuando los trabajadores perdieron el miedo, los días de la dictadura estuvieron contados.  

Fuentes:
- Nota “Cuando la bronca venció al miedo”, Sergio Wischñevsky, diario Página 12 del 31 de marzo de 2020.-
- Mason, Alfredo: Sindicalismo y Dictadura, una historia poco contada, Buenos Aires, Biblios, 2007.-
- Paredes, Marcelo: Un Cauce, orígenes de ANUSATE. Buenos Aires, CTA Ediciones, 2014.-

Equipo de Comunicación ATE Rosario


Tags de noticia: Memoria Prensa Nacional