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La histórica lucha de “Menores en Conflicto con la Ley Penal”

Los 74 días que marcaron el principio del fin del neoliberalismo conservador en Santa Fe.



En 2004 la provincia seguía siendo gobernada por el ex piloto de Fórmula 1 Carlos Reutemann, quien mantenía incólumes las políticas conservadoras neoliberales que había aprendido de su mentor, Carlos Menem. La fórmula era conocida y sufrida por los trabajadores: “Nada de lo que deba ser del Estado será del Estado” y otras no dichas pero llevadas a cabo con precisión quirúrgica: “Ni un solo trabajador en blanco”. En ese marco tuvo lugar la histórica carpa de Menores en Conflicto con la Ley Penal, hoy integrantes de Justicia Penal Juvenil, dependientes del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos. Pero para esta actualidad, que sigue siendo de lucha, faltaba un largo camino que recorrer.

Fueron 74 días de huelgas y diversas acciones gremiales que lograron, por primera vez en 15 años, arrancarle a un gobierno un derecho laboral. Tan importante fue ese conflicto que marcaría el camino de los muchos que vinieron después. Tan trascendente fue ese triunfo de los trabajadores que nos permite decir, sin lugar a dudas, que los miles de compañeros que hoy ven, casi como algo normal, tener derechos laborales en el Estado, puede reconocer en esa lucha un hito –de los tantos de nuestra historia- que no debe permanecer en el olvido.

Pero la historia comienza antes, con la creación de Casa Joven, en 1994, un lugar destinado a atender las necesidades de jóvenes con conflictos penales. Es allí cuando se convoca a un grupo de trabajadores, la mayoría de ellos estudiantes de psicología. El ingreso de trabajadores al Estado, como era habitual en esa época, estaba lleno de puntos grises. Estos trabajadores en realidad no lo eran, sino que hacían sus labores bajo la figura de “becarios”. Por otra parte no eran trabajadores del Estado provincial, ni del nacional, o en todo caso de los dos, o más confuso aún: de las Naciones Unidas. Era una maraña claramente planificada por el poder. Enmarcado en las políticas neoliberales aplicadas en el mundo entero, se desarrollaban las denominadas políticas focalizadas, en donde había dinero del Programa de Desarrollo de las Naciones Unidas (PNUD), la Nación, la Provincia, el Fondo del Conurbano, la Universidad Nacional de Rosario y hasta una cooperadora, que en determinado momento era la encargada de pagar los sueldos.

Así y todo, ya en 1997 más de un centenar de trabajadores de este sector decidieron afiliarse a ATE y elegir delegados en un intento por salir de la maraña legal en que intentaban atraparlos las políticas neoliberales. En 1999 se fundó el IRAR, lo que implicó el aumento de trabajadores que poco tiempo después serían compañeros de lucha. Sergio Sarkissian, actual Secretario Administrativo de ATE Rosario fue uno de los protagonistas de esa lucha y recuerda el desarrollo de la misma. “Nuestros primeros reclamos, vistos desde la perspectiva de hoy pueden parecer livianos, hay que pensar que cobrábamos en Lecop1. Exigíamos cosas que hoy parecen básicas, como que pagaran los salarios en tiempo y forma, y que se definiera que las políticas con respecto a los jóvenes con problemáticas penales no fueran un 'proyecto' de un año de duración para ver qué pasaba (prueba piloto la llamaba Reutemann) sino que fueran políticas públicas. También exigíamos que se blanquearan estos programas y que pasaran a formar parte de la estructura orgánica de la Provincia, es decir, que hubiera un papel que dijera que existíamos”. Y así se fueron dando los primeros pasos. Si bien nunca se logró regularizar el pago en tiempo y forma, se consiguió que “Menores en Conflicto con la Ley Penal” apareciera en la estructura del gobierno santafesino, iniciando un largo derrotero por distintos ministerios hasta que llegó a Gobierno.

Luego del Argentinazo de 2001 y la caída en desgracia de las ideas del derrame y de las bondades del Consenso de Washington, este grupo de trabajadores se encontraba en un grado de conciencia mayor que el resto, producto de las peleas gremiales que venían llevando a cabo desde hacía siete años. Entre fines de 2003 y principios de 2004 comenzaron a plantear liza y llanamente el pase a la planta permanente del Estado provincial, un pedido inédito para la época y con poquísimas expectativas de ser respondido de manera positiva, teniendo en cuenta que desde fines de los '80 no había pases a planta permanente masivos en la Provincia.

¿Había antecedentes cercanos de pases a planta en la Provincia? Es la pregunta que se desprende, a lo que Sarkissian responde: “No, no había. Había casos muy aislados, pero pases a planta colectivos no había desde hacía muchísimos años. Además las plantas eran muy pequeñas, lo que predominaba en aquella época eran los contratos, la precarización”.

Sarkissian señala ese momento de quiebre. “Fue muy importante el aporte de los compañeros que se sumaron del IRAR, pero el empuje nace con los que venían con mayor organización, que eran los compañeros de Casa Joven y que estábamos todos en ATE. Allí sí comienza otro tipo de lucha, que implicaba desde ir a buscarlo a Reutemann a cada lugar en que se encontraba, hasta muchísimos cortes de la Ruta 21 en General Lagos, asambleas con tomas momentáneas de los lugares de trabajo, que en un momento llegaron a estar gobernadas por los mismo trabajadores ante la ausencia de los funcionarios. En el marco de este proceso de profundización de la lucha se decidió, a principios de 2004 poner una carpa frente a la Sede del Gobierno de la Provincia en Rosario, como algo testimonial al principio, pero la coyuntura de la lucha hizo que se decidiera que esa carpa quedara hasta que se de el definitivo pase a planta permanente”, recuerda el referente de ATE Rosario.

Allí se les hizo una propuesta de un pase a “planta de emergencia” que fue rechazado de plano por los trabajadores de ATE que además profundizaron el plan de lucha con quema de cubiertas frente a casa de Gobierno. Ante la templanza de los compañeros, y luego de bancar un conflicto de 74 días, el Gobierno env finalmente un proyecto de Ley a la Legislatura que marcaría el ingreso definitivo de 350 compañeros en una primera etapa, seguida por otra al año siguiente. “La importancia de este conflicto radica en que por primera vez conquistábamos un derecho, o mejor dicho, lo recuperábamos, y que era ni más ni menos que pertenecer a la planta permanente, tener estabilidad laboral, aportes jubilatorios y todo lo que eso implica. Era la primera vez en muchísimos años que se lograba algo así, por lo que se puede marcar claramente como un momento de quiebre en la lucha de los estatales rosarinos y santafesinos, habida cuenta de que luego y en forma contemporánea surgieron un reguero de conflictos de características similares que nos permitieron pararnos frente al Estado patronal desde un lugar de poder que no teníamos desde hacía muchísimos años”, afirma Sergio Sarkissian.

Recordar peleas señeras como ésta y las diferentes luchas emprendidas por los compañeros de ATE a lo largo de los últimos años, es fundamental para vincular esta historia reciente con aquellas de un pasado más lejano y con las que daremos en el futuro.

 

1 Lecop: Una de las tantas denominadas “cuasimonedas” que el Estado Nacional y muchas provincias emitían para pagar salarios ante la falta de pesos a fines de la década de 1990 y principios del 2000.

 

* Equipo de Comunicación ATE Rosario

Nota publicada originalmente en Codo a Codo, el boletín de la Asociación Trabajadores del Estado Seccional Rosario. Junio 2016.


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