
Héctor Quagliaro: un nuevo aniversario desde la memoria
A 15 años de su partida, recordamos a Héctor “el Colorado” Quagliaro, un dirigente emblemático que hizo de ATE una herramienta al servicio de la transformación social. Su legado sigue vivo en cada lucha y en cada compañero que entiende al sindicalismo como un camino hacia la conquista de justicia y dignidad.
En cada rincón del país donde se escucha el nombre de ATE, resuena también la huella que dejó este rosarino que, con generosidad y visión, abrió el sindicato para construir una herramienta al servicio de quienes más lo necesitan. Quienes compartieron sus luchas lo recuerdan como un hombre capaz de mirar más allá de lo evidente, como alguien que creía firmemente en la organización desde las bases y en la unidad de los trabajadores y las trabajadoras.
Un dirigente que transformó realidades
Desde sus inicios en los talleres del Ministerio de Obras Públicas en 1955, Quagliaro entendió que la militancia sindical era una herramienta para cambiar el mundo. En 1958 fue elegido por sus pares como Secretario General de ATE Rosario, y en 1968 lideró la CGT de los Argentinos Regional Rosario, enfrentando al sindicalismo complaciente de la época. La consigna que abrazó, “más vale honra sin sindicatos que sindicatos sin honra”, sintetizaba su postura ética y combativa.
Durante los Rosariazos de 1969, ATE Rosario se convirtió en un refugio para estudiantes y trabajadores perseguidos. Fue un momento en el que el gremio no solo organizó, sino que cobijó y protegió a quienes enfrentaban la represión, demostrando que la solidaridad está en el corazón de la lucha sindical.

Militancia en tiempos oscuros
Estos años son marcados por la resistencia a los diferentes regímenes de gobierno en dictadura. A mediados de la década del 70, Quagliaro fue despedido, incluido en una lista negra y obligado a buscar nuevos medios de subsistencia. Mientras trabajaba como taxista, continuó organizando a los trabajadores desde la clandestinidad, sembrando las bases de lo que más tarde sería la lista ANUSATE por todo el país.
Un 9 de diciembre de 1977, representantes de ocho seccionales y del Consejo Directivo Central de la Asociación Trabajadores del Estado (ATE) se reunieron en la Casa Nazareth, de la Iglesia de la Santa Cruz, de la ciudad de Buenos Aires. Y tras un largo y rico debate, se elaboró un documento a modo de carta de presentación dirigida a todos los afiliados de ATE. Junto a jóvenes militantes como Víctor De Gennaro y Germán Abdala, la agrupación le devolvió la democracia al gremio siete años más tarde, en 1984, marcando el inicio de una etapa de reconstrucción y fortalecimiento para el gremio.
Un ejemplo que perdura
En los años 90, Quagliaro encabezó resistencias clave frente al avance de las privatizaciones y la precarización laboral. En un contexto de ajuste y desempleo masivo, sostuvo una visión clara: “Queremos un mundo de pleno empleo, en el cual no seamos un número para el ajuste o la desocupación”. Su coherencia entre palabra y acción quedó grabada en quienes lo acompañaron, recordándolo como un dirigente ético, transparente y profundamente humano.
“Creo que la historia es un elemento dinámico”, aseguraba Héctor en su biografía, “lleno de matices y situaciones diferentes, pero sólo se perdura, se continua, se afianza si se prioriza que la historia se escribe todos los días, en todos nuestros actos, en ser lo que siempre dijimos e hicimos: vivir como hablamos. Para que la ética, la moral, la transparencia de todos nuestros actos, sirvan a recuperar la confianza individual y colectiva de los trabajadores para unir esfuerzos en la diversidad, si queremos un país con democracia real, trabajo, salud, educación y futuro para quienes hoy somos actores comprometidos, pero en especial para que quienes nos sucedan puedan coronar los sueños de tantos hombres y mujeres que ofrendaron sus vidas por una Patria para todos.”

El futuro se construye desde la memoria
Su mirada estratégica y su compromiso inquebrantable no se apagaron ni siquiera en sus últimos años, cuando dirigía el Centro de Jubilados de ATE. Desde allí, continuó trabajando para que el sindicato fuera un espacio donde todos se sintieran cobijados y representados. Como él mismo afirmaba, “vivimos como hablamos, porque no hemos traicionado”.
Un homenaje desde la acción
ATE Rosario honra la memoria de nuestro destacado referente. Y a 15 años de su fallecimiento, reafirmamos que el mejor homenaje a Héctor Quagliaro es seguir luchando por un sindicalismo basado en los valores que él encarnó: solidaridad, participación y justicia social.
El Colorado sigue presente en cada asamblea, en cada marcha y en cada rincón donde los trabajadores alzan la voz para construir un mundo más justo. Es un faro para quienes creen en un sindicalismo transformador, solidario y profundamente humano. Su ejemplo no solo marcó una época, sino que sentó las bases para una organización que, aún hoy, sigue creciendo en valores y conquistas.
Equipo de Comunicación ATE Rosario