Charla sobre una adultez saludable
Un encuentro para la reflexión y el debate con nuestros adultos mayores, a cargo de Antonio Morante y realizado en el Salón Quagliaro de ATE con la presencia de autoridades del Centro de Jubilados de ATE, su presidenta, Cármen Chuliver, tanto como el Secretario General del gremio, Raúl Daz. Los objetivos de la conferfencia se centraron en la reflexión sobre los temas de la adultez. Antonio Morante es Psicólogo Social trabajardor del PAMI e investigador sobre paradigmas en la salud de los adultos mayores.
Algunos de los puntos tratados fueron, tener nuevos conocimientos y herramientas para su aplicación en la vida cotidiana; la integración e interacción del conocimiento a partir del aprendizaje grupal y de una tarea específica; compartir lo aprendido y replicarlo en situaciones concretas; y el desarrollo de un compromiso de vida como comprensión de una disciplina “Gerontológica Crítica e Integral”. La siguiente es una descripción estructural del curso brindado en ATE.
Nuevos paradigmas hacia una adultez saludable
La adultez saludable está más ligada, muchas veces, a una elección de vida individual, que a factores biológicos, genéticos y circundantes.
El envejecimiento o la vejez comprende un período de tiempo que puede abarcar a partir de los 55/60 años, tomado principalmente como una categoría social por sus implicancias culturales, laboral y previcionles principalmente.
Es un proceso natural, gradual y de cambios y transformaciones a nivel biológico, psicológico y social, que se estructuran en torno al tiempo.
La estructura de la adultez saludable se basa en 3 puntos básicos
1. Disminuir la aparición de enfermedades (prevenir)
Modelo Biomédico predominante; enfermedades que pueden presentarse, cardiocerebrovasculares, hipertensión, diabetes, obesidad, colesterolemia, osteoarticulares, etc., basado en el control y modificación de factores de riesgo, supresión de tóxicos, dietas, mantener un plan de actividad física regular. Controles preventivos del cáncer, osteoporosis, neurológicos y psicológicos por factores estresantes como viudez, soledad, tristeza, etc., que disminuyen el riesgo de padecer otras enfermedades clínicas, disfunciones sexuales, adonde también la prevención y el tratamiento precoz es fundamental, ya que desde el punto de vista psíquico y el deseo sexual se mantiene a lo largo de la vida.
2. Mantener y en lo posible acrecentar la actividad laboral y social.
El aprendizaje es un proceso continuo que se realiza durante toda la vida, frente al envejecimiento se producen cambios a nivel de la rapidez con la que una persona fija un concepto, la memoria se lentifica pero no en la habilidad. Muchas veces la falta de hábito y de ejercitación hace aparecer como deterioro lo que en realidad con el ejercicio se suple perfectamente, en este punto nos detenemos porque muchos mitos que hay que esclarecer, porque los mitos aprisionan a las personas en un falso sistema de creencias que se transforman en una cárcel mental y privan del goce de la vida.
La cultura construye falsas creencias (mitos) sobre los mayores que se instalan en la sociedad pasivos, dificultad en la memoria, no trabajos, no estudios, no proyecto “no se puede”, desempoderamiento, todos tienen un efecto nocivo sobre la salud psicofísica y espiritual, hay que volverse a empoderar, a desmitificar la muerte, es importante mantener la capacidad generativa, productiva, pues da motivos de vida. En este punto hay que diferenciar a aquellos trabajadores que encuentran placer, a aquellos que se resignan a jubilarse por un prejuicio social hacia la gente que trabaja. Conocemos mucha gente exitosa que continua con su oficio, profesión o trabajo adonde pueden volcar su experiencia o sabiduría.
Las actividades sociales, productivas, recreativas, mejoran la calidad y el tiempo de vida.
Para aquellos que no desean seguir su actividad habitual, existen programas de educación para adultos mayores en la UBA, UNR, UPAMI, hay 1000 adultos cursando diferentes carreras.
3- Mantener un compromiso con los otros y con la vida – Esto es lo básico sobre la charla, cuando más capacidad desarrolla una persona, su proyecto sobre su propio proceso de envejecimiento, con conceptos positivos, mayor será su posibilidad de proteger su autoestima y asegurarse de una adultez saludable.
Hay tres características psicológicas básicas que definen un envejecimiento saludable
Sabiduría, generatividad e integridad
Sabiduría – Es una fuerza específica fruto de la maduración emocional y espiritual, es preocupación, informada y desapegada por la vida misma, implica la necesidad de transmitir a los otros en forma desinteresada, lo que uno fue aprendiendo y acumulando en el curso de la vida, si esto no se lega, aparece el fastidio y el desamparo. La sabiduría es un premio exclusivo de la vejez.
Generatividad – Los adultos necesitan mantener una función generativa, es un compromiso con la vida que es necesario para sentirse vivo, implica cuidarse uno, cuidar a otros, seguir manteniendo lazos y compromisos afectivos, sociales y comunitarios, (pares) recreativos o políticos. La esencia de la generatividad es el amor intemporal, si esto no se intenta aparece la nostalgia, la depresión, el aislamiento y su secuela de soledad.
Integridad – Es un sentimiento de coherencia y totalidad que engloba lo físico, lo psíquico y lo social, si se pierde corremos el riesgo de encontrarnos de frente a la pérdida de vínculos en las tres áreas, cuerpo se debilita, la mente pierde coherencia en el tiempo. Lo opuesto a la desesperanza es la esperanza, que es una cualidad humana, sin la cual la vida no podría comenzar o terminar sin sentido.
Como conclusión podemos decir que el envejecimiento saludable es un trabajo diario, es un trabajo feliz, productivo que brinda un enriquecimiento único, que se define en términos de bienestar propios, satisfacción y que trasciende la edad biológica.
